domingo, 23 de agosto de 2015

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

El estudio del cerebro ha pasado del terreno científico al terreno social. Ahora  nos enseñan a entrenar nuestro cerebro y así aumentar nuestra inteligencia.

Se habla de varios tipos de inteligencia. La verdad es que es un tema de moda pero eso no quita que sea verdad.

La Inteligencia Emocional revolucionó el mundo en 1995 con el libro de Daniel Goleman y así empezó una especie de comparativa entre lo emocional y lo intelectual.

La Inteligencia Emocional es la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos y saber gestionarlos adecuadamente.

Para ser sincero yo era muy escéptico en relación a este tema pero cuando empiezas a ver con atención el mundo que te rodea y los comportamientos que hay te das cuenta de que quizás algo de razón tengan todas estas teorías emocionales.


Dentro de la Inteligencia Emocional se puede distinguir la intrapersonal que tiene que ver con el conocimiento y gestión de las emociones y sentimientos propios y luego la interpersonal que ya linda con el terreno de las relaciones humanas.

Llegar a ser Inteligente Emocionalmente implica dominar 5 habilidades no tan triviales como parecen.
  • Conocer nuestras emociones
  • Controlar nuestras emociones
  • Tener la capacidad de motivarnos
  • Tener empatía (Muchos dicen tenerla pero pocos la practican) 
  • Desarrollar las habilidades sociales
Estas habilidades forman o configuran lo que hoy denominamos Coaching. También muy de moda. Se pagan verdaderos pastizales por este tipo de cursos.

Antes, dentro de la educación de un niño solo se hablaba del conocimiento intelectual pero ahora se está girando hacia un mundo en el que hay que enseñarlos a controlar sus sentimientos y emociones ya que al final son los verdaderos lazos de unión social.

La pregunta está cambiando, ya no es tan importante el qué como el para qué o el por qué. 

A veces estamos haciendo algo que no sabemos realmente por qué lo hacemos, coño! Si no nos gusta! Pero es que se supone que es lo que debo hacer. Seguimos patrones generacionales o de comportamiento que al final nos hace sentirnos inmóviles.

Hay un proverbio chino que dice: "No tengas miedo a los cambios, solo ten miedo a estar inmóvil"

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