Cada vez se habla más de los coches autónomos y las grandes compañías como Google o Tesla ya tienen alguno que otro funcionando con un éxito relativo. Hay que tener en cuenta que es una tecnología en pañales y que no hay que lanzar las campanas al vuelo. Cualquier avance está bien pero la precipitación y la confianza en este campo pueden tener como resultado la muerte.
Sin ir más lejos, en 2016 un Model S de Tesla con Autopilot tuvo un accidente en el que murió el conductor. El coche tenía el Autopilot puesto a 74 millas por hora cuando un pequeño camión se le cruzó en una intersección y el coche no reacciono a tiempo. La National Transportation Safety Board concluyó que fue un problema de las "limitaciones operacionales" del sistema.