La noticia es bastante sorprendente. Hamburgo se convierte en la primera ciudad en la que se prohibe la utilización de las cápsulas de café en lugares gubernamentales. Tassimo, Dolce Gusto y demás dosis de cafecitos han sido restringidas ¿Por qué? Por tratarse de embases contaminantes.
Pero no se queda ahí la ciudad alemana. Tiene intención de suprimir la compra pública de materiales como platos de plástico, agua embotellada y productos de limpieza con altas dosis de cloro. Parece ser que le ha dado el arreón ecologista.
Para facilitar las cosas a sus habitantes la ciudad ha sacado una lista con los productos en cuestión y sus posibles alternativas. Después de todo, parece que hay ciudades que se preocupa por el medio ambiente.
¿Por qué las cápsulas de café? Son muy cómodas y nos facilitan la vida ¿No? Sobre la mesa hay varios motivos por los cuales deberíamos de volver a las cafeteras tradicionales. El primero de ellos es que la fabricación de estas cápsulas genera una cantidad muy alta de residuos y entre estos residuos tenemos plástico y aluminio. Otra razón más es que para almacenar 6 gramos de café necesitamos 3 gramos de cápsula, una proporción no muy económica.
Desde el año 2000 se han fabricado una cantidad enorme de estas cápsulas, podrían dar la vuelta al mundo 12 veces, casi nada. 12 vueltas de plástico y aluminio.
Como siempre y cuando se trata de reciclaje, también el consumidor tiene su parte de responsabilidad. Los fabricantes saben que las cápsulas son difíciles de reciclar y en algunos lugares tienen puntos de recogida pero... ¿Las llevamos a esos puntos?
Hay compañías que se han anticipado a todo este jaleo sacando cápsulas biodegradables como Senseo de Phillips.
Al final es cosa de todos. Que cada parte asuma su responsabilidad. Todos podemos participar para un futuro mejor con pequeños gestos que dejan un gran legado.
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