En los últimos meses se ha escuchado muchas noticias de ciberataques por parte del Este y en especial de Rusia. Ataques a empresas occidentales, espionajes en altas esferas políticas, sustracción de información. El 2018 ha sido un año de película en lo que ha ciberseguridad se refiere.
El problema de esta epidemia de ataques es que pasan factura y en muchas ocasiones y como en otros planos de la vida, pagan justos por pecadores.
Fue Estados Unidos el año pasado el que prohibió utilizar productos Kaspersky a nivel gubernamental alegando potenciales problemas de seguridad de dichos productos. Este año Holanda hizo lo mismo y finalmente ha sido una resolución del Parlamento Europeo la que ha catalogado a los productos de Karpersky como "maliciosos". Estos movimientos han hecho que una de las empresas más famosas en la lucha contra los ciberataques se encuentre con el agua al cuello. ¿Habéis oído hablar últimamente de algún producto Kaspersky? Pues eso.
Y es que el problema va mucho más allá. Ya que la tecnología rusa y china está sufriendo un cerrojazo mundial relativo a esta plaga de ataques maliciosos. ZTE, empresa con cierto peso en telefonía no es que esté pasando por su mejor momento precisamente y la causa es la misma pero es que Huawei que parece que esta escalando de manera fulgurante en la telefonía también está en el punto de mira.
Lo que muchos aún no parecen haber entendido es que el mundo cada vez está más globalizado y que si realizas un ataque desde el lugar más oscuro de tu país para defender su honrilla puede que a corto plazo consigas tu objetivo pero a medio largo plazo estarás desestabilizando la economía de tu propio país. La decisión es muy simple, si la mayor parte de los ataques monitorizados vienen de Rusia y China pues es tan sencillo como vetar la tecnología procedente de allí y esperar a que se pongan a temblar.
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