Madre mía cómo está el mundo de los automóviles. Qué tiempos aquellos cuando solo existía la gasolina, después llego el diesel y todos contentos porque consumíamos menos y ahorrábamos pesetillas. Ahora en nuestros días tenemos gasolina, diesel, gas, eléctrico, solar...
Hace no mucho tiempo, los coches diesel reinaban sobre el asfalto pero entonces llego el escándalo Volkswagen en el año 2015 y todo cambio. Se empezó a gestar una persecución a los diesel sin parangón. Pasaron de ser muy poco contaminantes a ser muy contaminantes. La carroza se convirtió en calabaza.
La persecución al vehículo diesel está siendo incansable, a tal punto que hasta se ha equiparado la fiscalidad en el tema del carburante. ¿Cuánto era la diferencia del litro de gasolina y diesel hace 10 años? ¿Y ahora?
Desde el Dieselgate en 2015, las ventas de este tipo de coches han caído en picado. El carburante ya no es tan barato, tiene impuestos especiales, averías más caras y los motores gasolina están siendo cada vez más económicos. La erótica del diesel se desvanece.
En el año 2012, de la compra total de vehículos, el 68,9% eran diesel contra el 37,9% en la actualidad. ¿Donde ha ido a parar esa diferencia? Pues sí, a los coches eléctricos. No, es broma. Ese trasvase ha ido a la gasolina y solo entre un 0,5% y un 1% han ido a los coches eléctricos.
Así que la cosa está clara, vamos a contaminar más con la gasolina pero vamos a pagar menos. De esta situación solo nos salva la energía alternativa y no parece que la cosa termine de coger brío.
La culminación de esta persecución sin cuartel fue cuando el gobierno español decidió prohibir la venta en unos años de este tipo de coches. Claro que sí ¡Con dos cojones! Ya les ha llegado desde Europa una cartita diciendo que ese tipo de cosas no se pueden hacer, que va contra la ley. En lugar de prohibir, fomenta posibles alternativas pero bueno, el postureo que se han marcado ha sido de los que dan votos verdes. Así nos va.
¡Comentadme como veis este tema queridos lectores!
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