Hace no mucho tiempo, leí en Facebook una frase, en tono de humor, bastante curiosa:
"¿De qué murió? Estaba intentando organizadar una quedada con todos sus amigos"
La verdad es que no puede ser más realista. Si eres de ese tipo de personas que se encarga de organizar quedadas, cenas y demás eventos te sentirás bastante identificado. Este Post va por ti.
Es un mundo esto de organizar eventos sociales ¿Verdad? Tranquilos, con el tiempo aprendes a filtrar y a no llevarte malos ratos.
Sois un grupo de amigos o de compañeros estáis hablando de yo que sé que y de pronto alguien dice la frase “Pues podíamos quedar para…” En ese momento el sudor empieza a recorrer la frente de algunos y algunas, la tensión incrementa, se masca la tragedia.
Es justo en ese momento donde aparecen dos figuras claves, el organizador y los organizados. Para aquellos que no lo sepan, el organizador es el que se encarga de hablar con todos, de moverlos, de buscarlos, convencerlos, cuadrar horarios, buscar eventos…
Los organizados son los que básicamente dicen sí o no. Salvando la dependencia de las relaciones personales, que es mucho salvar, y la situación geográfica, podemos distinguir varios tipos de organizados.
1. Organizados Colaborativos: Estos son los que casi siempre están dispuestos a quedar. Los que suelen decir que sí al momento. No necesitan pensarlo e incluso ayudan a organizarlo.
2. Organizados Dependientes: Este segundo grupo son ese tipo de personas que van a quedar dependiendo de quién o cuantos vayan. No les interesa el evento como tal sino más bien los asistentes pero de manera indirecta. Distinguimos dos subgrupos claros
2.1 Personales: Su asistencia suele depender de que vaya o no una persona en concreto. No hay más misterio.
2.2 Sociales: Son los que se preocupan por su estatus social. Asisten en función de la cantidad y calidad (estatus social) de los asistentes. Dios me libre de ser el raro o rara que no ha ido.
3. Organizados Eventuales: Son todo lo contrario a los anteriores. No les preocupa tanto la gente como el evento en sí. Dicho de otra manera, van si les gusta el plan, si no, no van. Se puede pensar que es un razonamiento valido pero también se puede pensar que es un razonamiento bastante egoísta ya que solo se preocupan de ellos mismos, no les importa el grupo. A pensar tocan.
Volvemos al organizador. Esta figura es la que sufre todo esto. La que se lleva malos ratos y se desvive porque quiere juntar a todos. Con el tiempo el organizador tiene sus "truquillos" para filtrar.
¿Cuántas veces habéis organizado algo a unos días vista o una semana vista? Suele ocurrir que mucha gente no puede por una cosa u otra, es normal, el tiempo de reacción no es muy alto. ¿Qué pasa si ampliamos el tiempo de reacción? Si en vez de a una semana vista ponemos… un mes. Aquí no valen las excusas ¿Quién tiene planes a un mes vista? Muy poca gente.
En estas situaciones hay un momento que me encanta y es ese en el que te dicen… “Joder!! A saber lo que pasa en un mes!” Pues pasa, majetón o majetona, que te acaban de proponer un plan y tú decides si dices sí o lo guardas de segundo plato en función de lo que vaya surgiendo. Esto último no dice mucho de tus ganas de quedar con esa persona o personas.
El resultado de todo esto es que el organizador empieza a saber filtrar por quién se va a desvivir para quedar y por quién no. En algunos casos ni si quiera le avisará porque ya sabe la respuesta.
Al final, todo este galimatías para escribir un post se simplifica en una frase:
“La persona que quiere quedar queda y la que no, no queda ”
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