Si hay algo que se le da muy bien a los chicos de Windows y no les pasa demasiada factura es hacer la marcha atrás.
Los chicos de Redmond se tiraron un órdago con Windows 8. Se pasó del ratón y el teclado a la pantalla táctil, pensaron que ya se había superado el periodo de adaptación gracias a los Smartphones y las Tablets, gran error.
Yo suelo decir la frase de "cada cosa para lo que es". A los usuarios no les hizo ni pizca de gracia el escritorio táctil de Windows 8, no obstante Windows 8.1 es la readaptación a lo clásico y con Windows 10 parece ser que tienen más protagonismo el teclado y el ratón.
¿Eso quiere decir que el escritorio táctil no termina de tener éxito? La apuesta por lo táctil empezó en torno al año 2000 con las Tablets y los Pocket Pc, de lo segundo ni rastro, todo convergio en la Tablet.
Algo que Windows ha intentado introducir en el mercado ultimamente son las Surface, convertibles o híbridos con su Windows RT. Una apuesta por combinar táctil y no táctil, silencio absoluto.
La idea que se ha dejado caer en Microsoft es que están buscando el Windows One. Un Windows para gobernarnos a todos. Mismo sistema en Tablets, SmartPhones y ordenadores. Pero esta idea no es nueva, Mark Shuttleworth ya lo propuso con Ubuntu.
El futuro idílico que ve Windows es que lleguemos a nuestra casa dejemos el Smartphone en la mesa y automaticamente se reconozca por el escritorio de nuestro Pc y lo mismo con las Tablets. Esta movilidad suena fantástica pero veremos que es lo que ocurre.
¿Veremos algo de esto en Windows 10?
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