Llevamos una temporada bastante larga, años diría yo, en la que nos están metiendo la palabra igualdad como quién da sopas con honda. Ministros, autoridades, miembros destacables de la sociedad se han convertido en verdaderos seres de luz o adalides de la igualdad llegando a tal magnitud que la persona que no está de acuerdo con ese discurso es un ................ (Rellenar con la palabra más atroz que os venga a la mente.)
Igualdad, igualdad, igualdad. Igualdad en el trabajo, igualdad en los salarios, igualdad numérica, igualdad mundial y por decreto para todos los seres vivos de la tierra. ¿Qué sentido tiene esto? ¿Realmente la palabra que buscamos es igualdad?
En los países de la Europa actual nos están taladrando constantemente con esta palabra. Está de moda y seguir la moda te hace molar aunque la corriente que sigas no tenga ningún puto sentido pero para eso están los seres de luz, para pensar por nosotros y guiarnos por el camino correcto sin que nos cuestionemos nada.
Lo curioso del tema es que mientras esta corriente cabalga sin control por toda Europa, en los países sudamericanos existen dos tipos de corrientes en la carrera, los que hablan de igualdad y los que hablan de equidad.
La igualdad parte de la idea de que todas las personas somos iguales en derechos y oportunidades. El problema aquí es que no todos tenemos las mismas oportunidades porque estas dependen del contexto, muy importante esta palabra, político, étnico, social, cultural y económico entre otros. Cuando se habla de igualdad entre hombre y mujeres se debe hablar de igualdad de oportunidades y derechos todos lo demás son gilipolleces y pajas mentales.
La equidad se puede definir como el trato que se aplica a las personas en función de sus necesidades. Se puede dar el caso de aplicar tratos equitativos o diferenciados en función de las posibilidades de cada uno.
Podemos decir que aunque igualdad y equidad son palabras diferentes pueden complementarse de manera adecuada ya que como muchas veces no partimos de una igualdad real, hace falta realizar ciertas acciones para conseguir la equidad.
Si partimos de la teoría de que no todos somos iguales, habrá que aceptar que a ciertas personas se les concedan más ayudas que a otras para alcanzar una meta independiente mente del género. ¿Independientemente del género? ¡Qué dices loco!
Por analizar un ejemplo muy claro, veámos las pruebas de acceso a bomberos o policias. En función de si eres hombre o mujer las pruebas son distintas. No existe igualdad pero sí equidad pero es equidad de género ¿Cuál es el problema? El problema viene en el caso de que se presente a una prueba un hombre de 1,65 de alto y 64 Kg de peso ¿Debe hacer las pruebas de los hombres o de las mujeres? ¿No sería más adecuado que las pruebas se adaptasen más al físico de cada persona en lugar de al género?
Este mismo razonamiento se puede extrapolar a cualquier ámbito de la vida. Es por ello que se me erizan los pelos cuando se habla de equiparación salarial por decreto o contrataciones basandonos únicamente en el genero.
De todas formas, este es un tema extenso y con muchos puntos de vista y razonamientos en función de cada persona pero me conformo con que se haya entendido que no todo es igualdad y que no hay nada más injusto que la igualdad por decreto. Para ajustar esa desigualdad existe la equidad.
Querido lector ¿La equidad para ajustar la igualdad o la igualdad por decreto?
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