Desde pequeños nos educan en el arte de lo amable y lo correcto,
lo políticamente correcto. Ese niño al que le hacen un regalo y tiene que poner
cara de… “Huy!! Qué bonito!!” porque si dice: “Pues vaya chufa de regalo” no
sería correcto y se llevaría un guantazo.
Pero cuando crecemos esto… no mejora. Cuántas veces hemos oído
o dicho la expresión: “A ver si un día quedamos y tomamos algo” cuando
realmente sabes que eso no va a ocurrir ni de lejos. Es una manera de quedar
bien.
Por otra parte, el manejo de la sinceridad es complicado y es
la razón por la cual la gente suele ser políticamente correcta. Hay gente que
utiliza la sinceridad cual puñal cargado de veneno aunque no sean conscientes
de ello y pienso que tampoco es así. Creo que la sinceridad, en determinadas
ocasiones, es algo muy peligroso que hay que saber manejar.
El caso es que hay gente que se indigna con los políticamente
correctos y dicen que prefieren la sinceridad pero luego das la sinceridad y el
resultado es aún peor. Realmente deberíamos de pensar que es lo que queremos y
dejar de quejarnos. Quizá una mezcla de las dos cosas bien llevadas sería lo
más… ¿Correcto?
^_^
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