De vez en cuando me gusta recordar con alguna imagen, anécdota o vídeo que el deporte no solo es competición, dinero y prestigio como muchas veces nos parece. O igual sí, igual se está convirtiendo en un negocio. Vaya usted a saber.
Hay una palabra que es deportividad, que casualmente viene de deporte. De vez en cuando, como si de un eclipse se tratase, podemos disfrutar del espectáculo de la deportividad y de los valores que el deporte debería aportar a nuestra vida y por los cuales motivarnos para practicarlo.
El año pasado, en los Juegos Olímpicos de Río, en la prueba femenina de los 5.000 metros ocurrió esto: